OULU EXPRESS

viernes, abril 13, 2007

Trip to Rusia 1th Part (Moscow)

Apreciadas masas populares:

Me dispongo a narraros con todo el fervor proletario de que soy capaz, los días vividos por un grupo de hombres y mujeres, libres e iguales ante sí mismos, en la madre patria de la liberación obrera.

Salimos de Oulu el viernes 30 de Marzo hacia las 10 de la mañana. En los panfletos aparecía que había parada en la estación de buses de Oulu, que me pilla al lao de casa; pero resulta que al final parece que no era así...o nadie más iba a cogerlo allí, porque todo dios menos yo se fue a alguna de las dos universidades a esperarlo. ¿El resultado? El bus tuvo que desviare para venir a recogerme a mi solo a la estación, y entré allí avergonzado mientras todo dios en el autobus me aplaudía (entonces aún no sabía que akello se iba a convertir en práctica habitual...).

El viaje a Jyvaskÿla -donde teníamos que unirnos con la gente de la universidad de allí-, lo hicimos medio dormidos todos, así que casí no nos enteramos.
Allí comimos, y seguimos
camino a Lathi donde teníamos que coger el tren que nos llevara a Moscú.

Como suponíamos que el viaje en tren iba a ser largo, compramos unas cajas de cerveza y unas botellas de vodka (para ir adaptándonos al nuevo habitat y esas cosas...). Y en fin, la noche fue avanzando entre bromas y veras, cachondeo generalizado, y todas esas cosas que ocurren cuando un grupo de 40 estudiantes se junta con alcohol en un espacio reducido. La gracia de la noche llegó cuando nos enteramos de que mientras estuviera el tren parado en la frontera (fue cerca de una hora) no podríamos mear en ningún lado. Todos sabemos que las cervezas dan ganas de mear, y cuando sabes que no puedes...¡¡¡pues más aún!!!. Total, que entre los que hacían "pssssssssss", los que se dedicaban a oprimir vejigas ajenas, y los que simplemente nos meábamos a más no poder, allí acabaron rellenandose botellas de vodka, botes de Pringles, y demás recipientes que pudieran servir de orinal improvisado. Yo ya tenía una botella de vodka enganxada (esq ya no podía más) cuando el tren empezó a moverse y pude descargar agusto en un lugar digno.

Y sin más, la noche continuó por los mismos derroteros hasta que llegamos a la estación de Moscú a la mañana siguiente. Allí nos cogieron en el autobús, y nos dieron una especie de tour por la ciudad al que yo no hice ni puto caso, y después fuimos a la plaza roja a hacerle una visita al amigo Lenin que nos estaba esperando trankilamente en su vitrina. La nota graciosa de aquél día ocurrió en la cola de la tumba: después de la primera cola te hacían pasar por un detector de metales y un pekeño registro, y si había algo que no podías meter al mausoleo tenías que dejarlo en una consigna que había al lado por el módico precio de 60 rublos (unos 1,5 euros). A mí no me dejaron pasar el mobil porque tenía cámara, y al cafre de Raul que iba delante mío no lo dejaron pasar con la navaja y la petaca (obvio jajaja). El tema es que yo pagué, me dieron mi fichita con el número de taquilla, y cuando la saque en un momento dado dice Raul: "coño, ¿y esa ficha...?" "Ah...¿¿pero eso había que pagarlo...??. Total, que despues del descojono general y de ver a Lenin, tuvimos que volver a la consigna los dos a que yo le pagase los 60 rublos y recuperásemos las pertenencias. El problema es que la plaza roja está cerrada los días
que el mausoleo de Lenin está
abierto, así que tuvimos que dar una pedazo de vuelta para ir y para venir, que unida a que paramos un momentin a mear en un centro comercial...nos llevó unos 20 minutillos. Y eso, que como podréis suponer llegamos asaco de tarde al autobús y me llevé la segunda -que no sería el último- ovación de la grada. Además por entre los hermanos camaradas había empezado a correr el rumor de que nos habían arrestado y me habían llevado esposado a un cuartelillo, así que la ovación fue mayor aún.

Después de tan edificante visita a uno de los padres de la patria, nos largamos a comer (que Lenin impresiona...pero no llena la panza) y después nos fuimos al hotel un par de horillas.

Una cosa que nos chocó bastante de Moscú aquellos primeros momentos es la cantidad tan enorme de maderos que hay por todos lados. En cada esquina te cruzabas con una cuadrilla de no menos cuatro maromos, y ademá los había de mil tipos diferentes: de verde, de azul, de camuflaje, con pinta de Mr.Vison... En fin, algo extraño.

Por la tarde fuimos a visitar el Kremlin. Sin más, es bonito pero tampoco espectacular. Están los edificios gubernamentales, un par de iglesias ortodoxas, un teatro...y unos cañones.
Le examos un vistazo
a todo mientras el guía nos explicaba las cosas más importantes (volví a no hacerle ni puto caso), y nos volvimos al hotel de nuevo pa maquearnos un poquillo que a la noche se salía.

Por la noche cogimos el metro de Moscú, y nos dieron un tour por las estaciones más importantes. No me acuerdo si fue Lenin o su sucesor el que tenía gusto por estas cosas e hizo que las estaciones estuvieran decoradas con estatuas y mosaicos, pero la verdad es que es bastante espectacular, sobre todo alguna estación. Cuando terminó el tour nos fuimos de fiestuqui.

Lo que voy a narrar ahora es un episodio borroso de mi vida, así que procuraré contarlo con el mayor rigor posible... pero no me acuerdo de muxos detalles. El tema es que nos habían hablado de un garito llamado "The hungry duck", que según ponía en la guía era "erótico-decadente" (¡¡y bien merecía tal denominación!!). A los hermanos trabajadores y a mí nos motivaba la idea, y aunque los guías nos dijeron que quiza no era el club más seguro de Moscú, nosotros nos metimos.

El tugurio estaba bastante bien: asientos como en tribunas por el exterior, unas barras elevadas ocupando todo el centro, y un pasillo entre unas y otras. Los rusos y rusas más valientes se subían en las barras del centro a bailar y bueno, aquello tenía buena pinta.

Y bueno, que os voy a contar que no sepáis ya...empezamos a pagarnos los dineros que nos debíamos en chupitos de vodka...y debía de ser bastante porque acabamos unos cuantos con una menopea que sin llegar a ser de andar por el suelo tirao si que fue de acabar en las barras bailando como locos hasta el punto de que cuando dábamos palmas todos los rusos del bar nos imitaban. Yo por mi parte di todo lo que había por dar, robé poderes a la luna y puse toda la carne en el asador (lo que no sé es como no me caí de la barra akella pabajo...).

En un momento de la noche que yo ya empiezo a tener borroso, nos hicieron bajar para juntar todas las barras y hacer un escenario donde se iba a celebrar un concurso de streptease amateur en el que el premio era un mítico Lada (el coche ruso por excelencia). Empezaron a pasar señoritas allí a deleitar al personal con sus números de "baile" -que por cierto en algunos casos estaban bastante curraos-. Pero como siempre, se demostró en esta vida vale más exarle cara que preparación. Allí se subieron un par de parejitas de rusos, y prescindiendo de tan elaboradas coreografías, decidieron que era mejor presentar un espectáculo no tan técnico y consistente en el simple movimiento de "mete-saca-mete-saca" hasta que se terminara la música. Resumiendo, que se pusieron a joder allí en medio y como era de esperar se llevaron el coche.

Aquél fue el punto erótico de la noche...y el decadente lo pusimos nosotros ayudados por el transcurrir de las horas y el vodka. Cuando terminó el concurso andabamos ya bastante tocaos del ala y en plena caída en picado, así que decidimos que era mejor coger un taxi -que ya se sabe que una retirada a tiempo...-. Llegamos al hotel en un taxi que no puedo recordar quién paró y supongo que nos meteríamos a la cama porque allí me levanté al día siguiente.

El desayuno del siguiente día fue extraño, primeramente porque creo que aún seguía un poco taja. Además nos enteramos de que a Mónica y Andrea las habían extorsionado unos polis volviendo a casa la noxe anterior. Parece ser que los sacaron del taxi en que iban y les pidieron los pasaportes....los miraron y empezaron a decir "¡problem! ¡no stamp!". Amenazaron con llevarlos al calabozo y cuando esta gente intentó quejarsé, empezaron a pegar gritos en ruso (lo saben hacer muy bien los cabrones...). Total, que al final decidieron que iban a tener buen día y les iban a ofrecer una salida menos mala a su situación...y les sisaron todo el dinero que tenían encima.

Y así transcurrió el desayuno, en el que nos pusimos hasta el culo de comer y nos guardamos más comida en bolsas para el resto del día (akello se convertiría en práctica habitual). Después tuvimos tiempo libre todo el día, y nos dedicamos a hacer algo de turismo por Moscú. Vimos la catedral de San Basilio por dentro, nos sacamos delante de ella una foto haciendo una línea de Tetris (tuvimos que hacer un croquis y todo...), después vimos otra catedral de cristo el salvador, y para terminar fuimos al Arbat, que es la calle cultural de Moscú y que está de puta madre.

Después volvimos al autobús, y como resulta que al final hubo problemas para conseguir las entradas al Ballet, pos nos fuimos a tomar un algo y después fuimos al hotel a hacer las maletas porque aquella noche teníamos que coger un tren que nos llevase a San Petersburgo. Después de las dos noches anteriores a nadie le quedaban fuerzas para hacer otra farra en el tren, así que la mayoría nos bebimos un par de cervezas y nos largamos a la camita.

A la mañana siguiente llegó San Petersburgo...pero eso ya lo contaré en el próximo post.

La kuadrilla en el metro de Moscuplaza roja y mausoleo de Lenin


ese tetris!!!velamos por su seguridad